Día 1 y 2 vuelo y llegada a Shanghái.
Qué emoción!!! Nos íbamos a China, al gigante asiático!!! Eso sí, antes de llegar nos esperaba un tute de vuelos bastante elegante. El día 9 de agosto a las 12:45h en un avión de Lufthansa nos poníamos rumbo a Frankfurt, donde haríamos nuestra primera parada. 2 horas y media de viaje, todo correcto, buscar la siguiente puerta de embarque y esperar al vuelo a Pekín. Aquí ya empezamos a ver muchos chinos, estaba haciéndose todo más real…. A las 17:10 despegábamos y unas 10 horas más tardes llegábamos a Pekín, que con el cambio horario de 6 horas, llegábamos a las 8:30h del día 10 de agosto. Se nos había pasado un día entero en las nubes!!! Al menos nos dieron bien de comer y beber… un 10 a Lufthansa.
Como la ruta que había planeado era circular y yo quería acabar en Pekín decidimos que nada más llegar volaríamos a Shanghái. Aquí procurad que haya margen a la hora de coger el siguiente vuelo porque si tenéis que cambiar de terminal vais a necesitar tiempo ya que están lejos las unas de las otras y tenéis que hacer también el control de pasaportes. Nosotros llegábamos a la terminal 3 y teníamos que ir a la 2. Teníamos tiempo de sobra ya que volábamos a las 13:30 con China Eastern Airlines y llegábamos a las 15:45 por fin a Shanghái.
Cuando llegamos, cambiamos algo de dinero para coger el metro que te lleva a la ciudad y nos bajamos en la parada de metro más cercana a nuestro hotel. Primera odisea, hacia dónde vamos?? No queríamos coger un taxi, sabíamos que estábamos cerca, pero aun así con la app City maps to Go nos costó encontrarlo…. Estábamos agotados, sólo queríamos llegar!!!
La verdad que estábamos reventados ya, llevábamos un día y medio de viaje y teníamos ganas ya de llegar al hotel, ese peazo hotel que había reservado desde España, en habitación executive con bañera en la habitación y que era impresionante.
Narada Boutique Hotel Shanghai Bund… fue llegar, llenar esa bañera maravillosa, un poco de relax… pero no podíamos dormirnos, era pronto y para superar el jet lag teníamos que aguantar despiertos como fuera hasta la hora de irse a la cama, aunque fuera a las 21:00h, así que después del baño, ropa limpia, y a cenar por ahí!!!!
Tenía apuntado el Grandmother Shanghai como sitio recomendable de la lonely Planet (mi biblia de viajes), lo había apuntado en google maps (la VPN iba de fábula, y el wifi del hotel también), y hacia allí nos dirigimos. No estaba muy lejos ya que nuestro hotel estaba cerca del Bund (nombre que se dio al Malecón de Shanghái) y el restaurante estaba también por allí.
Unos 10-15 minutos tardamos en llegar, y aunque estaba lleno no nos costó que nos dieran una mesa para nosotros.
Era nuestra primera experiencia gastronómica en China y yo estaba emocionada porque soy de paladar un poco más fino que Félix que le encanta probar todo y yo pues para determinadas cosas me da más repelús como las cosas que flotan, las vísceras o depende que salsas que pican. Aquí nos dimos cuenta que China no es tan barata como creíamos ya que nos costó 202 Yuanes (unos 27 euros al cambio) y pedimos un par de cervezas locales, un plato de arroz, uno de pollo y un par de gambones “rellenos”. Pensamos que quizás fuera que Shanghái es más caro que el resto de China y aunque sí es cierto, el resto del país tampoco es súper barato si tenemos en cuenta que es Asia, al menos si quieres probar más cosas que arroz o noodles.
El día estaba a punto de acabar, pero no podíamos irnos al hotel sin acercarnos al Bund y ver uno de los skylines más famosos del mundo. Resulta complicado hacer una foto y que no salga un chino pero aun así es fascinante.
Intenté ir andando al hotel ya que sólo eran 20 minutos a pié pero se me pegaban las plantas de los pies a la sandalia (nunca me había pasado eso, son súper cómodas y las uso para patear bien), así que taxi por 14 yuanes y a dormir ZZZZZZZZZ
Día 3 y 4 Shanghái.
La decisión de reservar un hotel confortable para las 3 primeras noches que pasaríamos en Shanghái fue una idea estupenda. Shanghái es una ciudad cara, y no hay alojamientos muy baratos con lo cual mi decisión era o coger un hotel regulero que en cuanto a calidad precio me parecía caro ya que me saldría por unos 200 euros las 3 noches, o ya subir 100 euros más el presupuesto pero que fuera un hotel que lo mereciera, y así fue, caprichazo al canto!!!
Nos levantamos pronto, ya que habíamos dormido todo lo que habíamos querido y estábamos ya a tope para empezar a explorar. Fuimos a desayunar al restaurante del hotel donde teníamos incluido el desayuno y nos pusimos las botas, es un desayuno buffet buenísimo!!!
Lo primero que hicimos cuando salimos fue ir a un banco que teníamos a 5 minutos del hotel para cambiar dinero porque ayer solo cambiamos el dinero justo para el metro y cenar. Nada más salir a la calle empiezas a ver la vida en China, tan divertida…
Tienes que esperar bastante, te dan un papelito con un número pero se lo toman con mucha calma. El chico de la ventanilla era muy majo y el pobre accedió a todo lo que le pedíamos, jeje. Félix colecciona monedas y billetes extranjeros (de valor pequeño, máximo 5 euros al cambio) y cuando venimos a estos países se frota las manos porque los billetes al cambio valen muy poquito, para que os hagáis una idea, un billete de 100 yuanes que es el más alto vale unos 13,40 euros. Félix llevaba un folio con todos los que había impreso, tanto de monedas como de billetes, y se lo dio al chico para ver si nos podía dar alguno de esos ya que cuando te los dan en el banco son mejores porque están mucho más nuevos que si los coges de la calle. Al chico le pareció algo divertido y movilizó a todas sus compañeras para conseguirnos todo lo que pudo jejeje, por supuesto que luego le pusimos una sonrisita bien grande en la máquina que tienes en ventanilla para valorar el servicio que te han dado (esto es algo muy común en bancos, entradas a monumentos etc.). Bueno, como nos ofrecían un cambio buenísimo cambiamos 900 euros, con esto debería de darnos para pagar casi todas las cosas del viaje (alojamientos, comidas, entradas….) hay ilusa de mi….
Bajamos al metro en nuestra parada más cercana (Yuyuan gardens) y con ayuda de mi mapita de líneas de metro que trae la lonely planet (aunque ojo, hay más de las que salen en el mapa), nos dirigimos al primer destino del día, El templo del buda de Jade.
La parada no está muy cerca así que tienes que andar un poco para llegar al templo lo cual es ideal para callejear un poco y ver la vida real de los chinos en esta gran urbe.
En Shanghái queda muy poquito de la China clásica así que este templo es de lo mejor que podréis ver, una pena, tardaría aun unos días en ver los ansiados farolillos rojos que tantas ganas tenía de ver.
El templo del Buda de Jade
fue construido entre 1918 y 1928 y su mayor reclamo es un Buda trascendental en jade. Es un templo tranquilo, como una especie de oasis en medio de grandes edificios de hormigón, me gustó bastante pero quizás me supo a poco ya que realmente casi todo lo que ves es totalmente nuevo (cables recién instalados, bombines a los que les falta de poner la bombilla…) y se diferencia totalmente los edificios de la época de los de ahora, sólo tenéis que fijaros en los tejados y ver la diferencia de la erosión ya que al ser madera se estropea mucho antes.
Eso sí, lo que queda es precioso.La entrada al Templo del Buda de Jade costaba 20 yuanes por persona.
Había llegado la hora de comer así que decidimos coger un taxi hacia una zona comercial donde estaban los dumplings que mas recomendaban de Shanghái. El metro nos costaba 20 yuanes siempre que lo cogíamos y un taxi a no ser que fueras muy lejos compensaba más así que cogimos uno y nos dirigimos hacia el Mercado de Wujiang (no había problema para el taxista ya que lonely planet tiene todo traducido al chino). Nos costó 15 yuanes.
Aquí teníamos señalados dos puntos, el Yang´s fry dumpling y el Naxing steamed Bun Restaurant. En uno la especialidad son los dumplings fritos y en el otro al vapor o también llamados xiaolongbao. Wujiang es una calle llena de locales para comer, mini centros comerciales…. Nos volvimos locos porque claro, hay veces que las localizaciones de google maps no son del todo exactas cuando se refiere a pequeños comercios chinos… tardamos más de media hora en encontrarlo, así que preguntad a algún trabajador por el local Yang’s fry y os señalará un centro comercial que hace esquina y allí acabaréis encontrando los dos sitios.
Primero decidimos probar los fritos, los cuales he de decir que me encantaron, sobre todo los de gambas. Suelen tener varios rellenos: verduras, cerdo y gambas o cangrejo. De todos lo que probamos en China para nosotros como los fritos de gambas no hay otros.
Como queríamos tambien probar el otro sitio guardamos hueco en el estómago y buscamos el Naxing Steamed Bun Restaurant. Es fácil de ver porque justo al lado están unos cocineros haciendo xiaolongbaos y jiozis.
Pedimos unos dumplings al vapor y un arroz, que estaba súper rico.
Félix es hiper goloso y como no, quería probar los postres de allí y se decidió por uno que le recomendó la camarera, que por cierto era super graciosa. Era un postre caliente, con unas bolas de masa con algo morado dentro que según felix era como comer serrín… jajaja
Como no fue el resultado esperado fuimos a buscar otro lugar para comer un postre, y de camino te encuentras escenas tan típicas como trabajadores durmiendo en cualquier lado, y digo típico porque los chinos duermen a todas horas y en cualquier sitio. Supusimos que madrugarán mucho tanto para trabajar como para ver monumentos, si no es inexplicable que caigan tan redondos.
Encontramos lo que parecía una heladería… como venía todo en chino sacamos la app, pero como no nos solucionaba nada decidimos elegir uno de la
foto, el que señalo yo con el dedo… el resultado se parecía vagamente pero… que son mis ojos!!! Alubias con helado? Otra vez la masa que se quedaba pegada en los dientes y la cosa morada??? China no es país para postres, aún así Félix se comió parte del plato.
Gastos de la comida en este primer día: Dumplings fritos 23 yuanes, al vapor y arroz+postre raro 95 yuanes, postre menos raro unos 40 yuanes.
Desde ahí teníamos ya la calle Nanjing Road y nuestro objetivo era pasearla hasta su final en el Bund y así verlo de día ya que ayer lo vimos de noche y queríamos tener las dos visiones.
Para el camino entramos en un local que te venden todo tipo de tés fríos, y Félix se compró uno de limón que más bien sabía a Tang. Nos costó 18 yuanes. En China cuando te compras un refresco es muy habitual que te lo den con una mini bolsita de plástico para que lo lleves colgado y no en la mano. Supongo que sea para que no se caliente con tanta facilidad, pero vamos que con el calor que hacía tampoco haría mucho.
Nanjing Road es la calle comercial más importante de Shanghái y una de las más transitadas del mundo. Ahí están todas las franquicias de ropa y cualquier comercio que puedas imaginar como cualquier calle comercial de una ciudad de 25 millones de habitantes.
Me chiflan las máquinas expendedoras de refrescos chinas.
El consumismo no parece ser un problema en esta “China comunista”, es curioso, uno se es para lo que quiere… lo que es cierto es que es un país totalmente de contrastes y ambigüedades.
Después de llevar todo el día caminando y con mis pies llenos de tiritas (se me formaba agua en la suela de la sandalia del calor y humedad que hacía), llegamos al Bund, que de día es igual de bonito o más que de noche. Después de jugarte la vida intentando sacar algunas fotos (es increíble la cantidad de gente que se agolpa en este lugar, y si está claro que es un sitio precioso y obvio que todos queramos ir ahí a ver Pudong desde el Bund pero las cantidades de gente que hay viéndolo son exageradas, al menos para nosotros).
Lo siguiente era cruzar hasta Pudong y hay 3 vías: por metro, taxi o por un “túnel panorámico”. Nosotros decidimos hacer lo del túnel, nos daba bastante curiosidad además habíamos decidido que íbamos a hacer todo lo que pudiéramos como dos turistas chinos mas (ya que en China el turismo está totalmente orientado al turismo nacional). Bajamos a la entrada (es como una boca de metro) y nos pusimos a la “cola” para comprar la ida y vuelta (las colas no existen, la gente se cuela, no te despistes o tendrás 100 chinos delante en un segundo). Después de esperar unos 10 minutos por fin nos toca (por fin no solo por no esperar más, es que los chinos chillan siempre, para cualquier cosa, como si les fuera la vida en ello… al principio te asustas un poco porque piensas, pero que le paaaasaaaa… y no, no le pasa nada, son así de expresivos). La verdad que es muy divertido observarlos lo que pasa que al final del día ya estás bastante cansado y ya no te hace tanta gracia, solo quieres un poquito de paz y silencio jejeje.
El túnel panorámico vamos a ver como lo describiría… de panorámico no tiene nada. Es un túnel subterráneo que cruza el rio Huangpú y que se comunica con pequeños vagones y por el camino hay luces psicodélicas. Es bastante curioso pero un poco caro para la chorrada que es: 70 yuanes ida y vuelta.
Una vez ya en Pudong lo primero que hicimos fue acercarnos al malecón de Pudong para observar el Bund. Aquí no hay ni la mitad de la mitad de turistas con lo cual es un sitio muy agradable para sentarte un rato en un banco y observar a la gente.
De ahí nos movimos hacia el edificio más emblemático de Shanghái, la Perla de Oriente, que vista desde la base es preciosa y la verdad que me recordaba un poco al Atomium de Bruselas (salvando las distancias).
Cuando estás en Pudong (la zona financiera) es como si estuvieras en otra ciudad totalmente diferente a la que habíamos visto hasta entonces. Está claro que Shanghái tiene dos caras totalmente opuestas. En esta zona están todas las tiendas de moda, Apple Store, Abercrombie and Fitch, Converse… (Que de hecho me lleve unas all star por 45 euros, más baratas que en España que suelen valer siempre 60 euros). Justo al lado está el mega centro comercial Super Mall Brand donde decidimos entrar para cenar ya que lonely planet lo recomendaba. En el piso mas superior están la mayoría de restaurante y al final nos decidimos por uno que se llamaba Piggy que es una especie de barbacoa china. El sitio no podía ser más raro jajaja.
Te sientan alrededor de una mesa circular que tiene una plancha, te ponen unos baberos de cerditos y un tío te va trayendo las cosas que has pedido previamente y te las va cocinando, el problema es que piensas que has pedido una cosa y no, la mayoría de las cosas que te ponen no sabías ni que existían en el menú pero bueno que traiga lo que quiera que hay hambre!!!
La verdad que fue súper divertido eso sí, la broma nos costó 202 yuanes.
Volvimos a coger el túnel panorámico para volver y de ahí un taxi al hotel, estábamos reventados ya, había sido un día intenso.
El segundo día en Shanghái también iba a ser completito. Lo primero que hicimos fuedirigirnos hacia los Yuyuan Gardens, unos jardines clásicos chinos que se fundaron entre 1559 y 1577 por la familia Pan y constituyen un buen ejemplo de la dinastía Ming.
Para acceder a ellos no es del todo fácil ya que están rodeados por el Bazar Yuyuan, calles que recuerdan a los zocos y que venden baratijas y souvenirs.
La entrada a los jardines cuesta 30 yuanes por persona, y aunque me parecen muy bonitos no resultan ser un remanso de paz como había leído en otros blogs, quizás por ser agosto estaba a tope de chinos y a veces era difícil caminar. Aún así no se le puede negar la belleza a este lugar.
Ya reventados y aún por la mañana compramos un par de Coca-Colas en un Mc Donald (que los hay a patadas, al igual que pizza hut y KFC). El caso es que a pesar de que solo tenían coca cola y sprite y después de aclararla varias veces que queremos Coca-Cola (señalándoselo incluso) decide que queremos sprite, así que nada, con nuestras sprite en mano vamos al siguiente objetivo que es llegar al mercado de flores e insectos pasando por el trocito de muralla que queda de la ciudad. Decidimos ir andando, no parecía estar lejos… pero nos cuesta un buen rato llegar aunque es divertido porque esas calles “del otro Shanghái” te ofrecen la vida local que es lo más interesante de ver al fin y al cabo cuando estás viajando, o al menos lo es para mí.
Llegamos a lo que queda de muralla que es… un poco decepcionante, aun así habíamos llegado y pagamos los 5 yuanes que cuesta entrar.
El mercado de insectos debía estar cerca pero era imposible encontrarlo, los mapas nos indicaban
lugares que no resultaban ser.
Ya habíamos leído en la lonely planet que la entrada estaba difícil de encontrar. Al final decidimos buscar alguien con pinta de saber algo de inglés y preguntamos a unos chicos con pinta de modernos que si sabían chapurrear algo de inglés (vaya ojo tengo) y aunque no tenían ni idea de donde estaba eso nos ayudaron un montón porque lo buscaron en su app de mapas en chino y nos indicaron como llegar. Gracias a ellos no nos perdimos una de las cosas que más me llamaron la atención de Shanghái, el mercado de flores, pájaros, peces e insectos. Es un mercado muy tradicional y el mejor lugar para comprarte una mascota, un grillo o un saltamontes. Resulta súper curioso ver a los compradores de grillos como seleccionan el que más le gusta ya que muchos son para las peleas de grillos. Con un palito les molestan (por no decir otra cosa) y ven como reaccionan. A parte de eso puedes ver todo tipo de insectos y bichos de todo tipo junto con sus comidas y jaulas.
Después de esta fascinante experiencia nos vamos hacia el barrio de Xintiandi (la antigua concesión francesa) que es el lugar de moda junto con Tianzifang.
Allí decidimos comer, pero primero damos un paseo. Se nota que esta zona es mucho más chic pero lo malo son los precios de las cosas. No había remedio, era tardísimo ya y teníamos mucho hambre así que nos metimos en un restaurante italiano de 10 euros el menú que estaba buenísimo pero eso si las bebidas estaban a precio de oro puro. Pedimos sin mirar la carta una Coca-Cola y una botella de agua y nos costó respectivamente 45 y 75 yuanes, increíble estos contrastes de precios, cuando una botella de agua en la calle fresquita te cuesta 2-3 yuanes. La comida nos costó finalmente 329 yuanes!!!! Después de la clavada en el pecho vamos hacia Tianzifang y paseamos por las bonitas callejuelas (imposible pararte a tomar una cerveza o una Coca-Cola, es todo carísimo).
A las 19:30h teníamos entradas para ver el espectáculo ERA en el Shanghái World Circus. Se supone que es como el circo del sol pero en Chino. Para llegar allí cogemos un taxi, y a la tercera fue la vencida ya que en los dos primeros nos echaron por no querer entender donde estaba ese lugar. Al final dimos con un chico joven al cual le enseñamos en google maps el sitio (no llevaba la dirección apuntada en chino, y esto te puede acarrear mucha pérdida de tiempo). Estaba muy lejos, 46 yuanes en taxi (más o menos unos 40 minutos en coche).
Como habíamos llegado con tiempo y no habrían hasta 1 hora antes las taquillas (teníamos que recogerlas, las había reservado y pagado por internet, 50 euros cada entrada, ya podía ser increíble) decidimos ir a tomar algo pero no había nada a nuestros alrededores, y lo único que veíamos era una especie de centro comercial donde había una feria de bodas y ahí que entramos a ver que había. Otra vez escenas surreales para nosotros. Ahí estábamos como una pareja más que quiere casarse viendo menús de bodas, mesas, mantelerías jajaja como si no hubiéramos tenido suficiente un año antes jajaja, pero no había más que hacer. En uno de los pisos, donde estaban haciendo las pruebas de menú había una especie de barra y preguntamos si podíamos tomar algo a lo que los camareros que estaban flipando con nosotros nos dijeron que si y nos sentaron en una mesa circular enooorme jajaja. Nos pedimos un par de cervezas (En China las botellas de cervezas son grandes, de algo más de medio litro) y claro con ayuda de nuestro traductor pleco pudimos pedir y aunque intentamos pronunciar nosotros la palabra cerveza (píjiu) fue imposible y pusimos el audio (ellos se descojonaban claro jaja). 18 yuanes cada una nos costó.
Se hizo la hora y fuimos a recoger las entradas para el espectáculo y nos acomodamos. No pudimos comprar nada de snacks porque todo estaba a precio de oro. Lo bueno que tiene China es que todo, bebidas, comidas, entradas a monumentos etc vale lo mismo para los chinos que para los extranjeros y eso aunque sea caro mola porque no te da la sensación que te están timando.
El espectáculo en cuanto a acrobacias es una pasada, pero en puesta de escena deja mucho que desear y no es para nada el Circo del Sol, eso sí, alucinas con las cosas que hacen estos chinos y es muy chulo la verdad.
Taxi de vuelta y ya aunque es tarde para cenar (cierran todo a las 22:00H) intentamos cenar en la zona del mercado de Yunnan Road Food Street. Tuvimos suerte y había un sitio donde si nos dejaron entrar a cenar y fue donde probamos el Hot Pot.
En una mesa con una especie de palangana de metal te ponen agua a hervir y encima una cosa metálica para que salga el vapor del agua. Ahí tienes que echar lo que hayas pedido: verduras, bolas de cangrejo, fideos…. Lo untas en unos cuencos de crema de cacahuetes y salsa picante y a la boca. Es algo curioso pero para mí no deja de ser verduras hervidas.
Aquí podréis ver un vídeo explicativo de nuestra experiencia:
Con todo esto, volvemos al hotel ya que a las 5:00 de la mañana teníamos que coger un taxi para ir al aeropuerto de Shanghái Pudong en dirección Guillin. El taxi nos costó 360 yuanes. Normalmente se tarda una hora pero a esas horas no había nadie así que en poco más de media hora estábamos allí.
Me ha encantado,lo he releído ya varias veces.
Por cierto que VPN llevabais instala?
Gracias de antemano
Hola Teresa!!!
Yo usé Express VPN y no nos falló ni un solo día. En el post de China tienes información más extensa de todos los preparativos incluido el tema de la VPN que es indispensable.
Un saludo y mil gracias por leernos Cualquier cosa aquí estamos