Día 2 Comienzo real de la ruta empezando por el Triángulo Cultural.
Matale. Sigiriya. Masaje ayurveda.
Habíamos dormido en Kandy y había que empezar la ruta con lo que emprendimos el camino hacia Habarana donde dormiríamos las dos próximas noches.
De camino Chaminda nos sugirió parar a ver un templo hindú a lo que nosotros le dijimos que si (la verdad es que a todo le decíamos que si!!! jajaja) y cuando llegamos al templo hindú de Matale (Sri Muthumariamman) nos quedamos ojipláticos.
Nunca habíamos visto un templo hindú y menos de estilo Tamil con lo que alucinamos con los colores, los dioses… todo!!! Nos costó entrar 500LKR a lo que hay que sumar 20LKR de propina para el guardián de las zapatillas y es que en Sri Lanka tienes que dejar los zapatos fuera de los templos, sea del credo que sea así que no os olvidéis de vuestros calcetines (Bri-consejo del día).
El templo es precioso lo mires por donde lo mires, un total acierto parar aquí. No había casi turistas así que pudimos disfrutar muchísimo observando sus rituales y su precioso edificio de llamativos colores.
Estábamos de suerte y es que se celebraba en el edificio anexo una boda hindú y eso ya fue la repanocha para nosotros porque ver tantas mujeres vestidas con sus saris de colores era una pasada.
Estando fuera del recinto nos invitaron a pasar a la boda y no lo dudamos un momento, entramos, saludamos dando las gracias con un namasté y nos sentamos en un banco a ver la ceremonia. Nos ofrecieron un refresco que aceptamos gratamente lo cual hizo que empezásemos a ver el carácter cingalés, esa amabilidad y sonrisa permanente que nos acompañaría todo el viaje.
Lo se, me paso poniendo fotos, pero no puedo evitarlo… fue tan chulo!!!
La siguiente parada que hicimos fue para visitar un jardín de especias donde lo mas interesante de todo fue ver la planta del cacao y probar su semilla.
De camino nos encontramos con una ceremonia de una fiesta local, algo así como cuando sacan al santo en mi pueblo pero trasladado a Sri Lanka. Es súper curioso ver la fascinación que nos provoca algo que para ellos es pura cotidianidad.
Por fin paramos a comer y cómo no tenía que ser en un un bar local y es que aunque yo sea un poco tiquismiquis con la comida adoro los restaurantes locales. Comimos un arroz frito para mi y un arroz con curry y pollo (ric&curry) con bebidas por 720 LKR que mas o menos son 4€ al cambio los dos y os puedo asegurar que sobró comida.
Una curiosidad para que tengáis en cuenta si sois un poco escrupulosos es que en Sri Lanka los platos donde comemos se cubren con unas bolsas de plástico para que la comida no toque el plato de tal manera que te echas la comida ahí y cuando acabas y recogen sustituyen esa bolsa sucia por otra limpia así no tienen que limpiar los platos.
Esto está claro que para nosotros puede resultar una guarrada (hay que añadir que comen con las manos lo cual telita sobretodo por la habilidad de juntar el arroz con los currys en la mano para meterte un buen bocado cada vez. Esto explica que sus dedos sean naranjas), pero a mi como estas cosas me hacen mucha gracia me acostumbré enseguida a la bolsita y os puedo asegurar que esto es lo mas higiénico que puedes encontrar en un restaurante local así que… donde fueres haz lo que vieres!!!
Después de comer con las energías a tope llegamos a Sigiriya. Esa gran roca que había visto mil veces en internet y que me parecía algo realmente fascinante estaba frente a mi y me disponía a ascenderla.
Para acceder al complejo tienes que caminar por un sendero donde te encontrarás con esta advertencia que dice que después de las 6 de la tarde es peligroso andar por ahí ya que puede haber elefantes por las inmediaciones.
Para entrar al sitio tuvimos que pagar una entrada de 3000 LKR.
La roca del León comúnmente conocida, es lo que queda de una erupción de magma de un antiguo volcán que se fue endureciendo y erosionando con el paso del tiempo. Posteriormente el rey Kasyapa construyó un complejo palaciego en el siglo 5 d.C. del cual sólo han sobrevivido los cimientos, unas pinturas murales de incalculable valor artísticos y una pequeña parte de lo que fue la Puerta del León de la que sólo se conserva parte de las garras, debía de haber sido impresionante.
Debimos de coincidir en un día festivo porque la mitad del país quería ver Sigiriya lo cual hizo que tardásemos en ascender una hora y media. Se hizo un poco pesado por la cantidad de gente que había (si caía uno caíamos todos), por la facilidad que tienen de colarse sigilosamente (nos pilló de novatos), a lo que hay que sumar el calor asfixiante que había.
Como éramos los únicos turistas en un radio de 1000 personas arriba/abajo pues se dedicaron todos a hacernos infinidad de fotos “robadas”. Mirases donde mirases había alguien que “disimuladamente” te hacía fotos con el móvil y que no lo hacía te miraba fijamente sonriendo y era muy divertido porque cuando les veías giraban la cara rápidamente en plan… uy, me ha pillado!!!
En el último tramo de subida (foto anterior) hay que tener cuidado y subir sigilosamente ya que hay colmenas de abejas, ya te lo dice el cartel: el ruido puede provocar ataques de abejas así que… shhhhhhh!!!
Cuando por fin llegamos a la cima un mono intentó robarle a Félix la gafas de sol que llevaba en la cabeza pero al no conseguirlo esquivándole le golpeó con una rama de un árbol en la cara. Cuidadín con los monos en este país que son de armas tomar…
Las vistas desde arriba son sencillamente espectaculares… mires donde mires está la selva, no ves ninguna construcción humana, es realmente impresionante!!!!
Como impresionante fue acercarme a ver a un grupito de monetes que estaban ahí a la fresca, observandonos… como castigo por acercarme demasiado me persiguieron unos cuantos y me intentaron quitar la pulsera antimosquitos del tobillo… gracias a dios, salí victoriosa de la batalla.
Desde ese día aprendimos que con los monos hay que respetar una distancia de seguridad nada desdeñable si no quieres llevarte algún susto que otro.
Descendimos y nos despedimos de Sigiriya no sin antes acercarnos a una zona donde pudimos ver por última vez la roca del León, mas tranquilos mientras iba atardeciendo, eso si… con cuidado de no encontrarnos con algún elefante 🙂
y nos fuimos a darnos un merecido masaje ayurveda a un centro de meditación cerca de Habarana. Nos costó 4000 LKR pero mereció la pena esa hora y media de masaje en ese entorno.
Volvimos a nuestra casa árbol de Habarana, cenamos de fábula en el restaurante de nuestro alojamiento The Other Corner Habaranna, e intentamos tomarnos una cerveza en el porche de la cabaña pero empezaron a aparecer bichos gigantes y nos fuimos ya a descansar.
Día 3 Polonnaruwa. Gal Vihara. Elefante. Safari P.N. de Kandulla.
A primera hora de la mañana y después de un desayuno magnífico rodeados de naturaleza partimos en dirección de las ruinas de la antigua ciudad de Polonnaruwa.
La entrada al recinto es muy cara, 4000LKR por persona pero tenía claro que quería entrar ya que fue capital de los reyes cingaleses desde el S. XI al XIII haciendo sombra hasta la mismísima Anuradhapura.
El paso de la historia ha hecho que podamos contemplar poco mas que los cimientos de la antigua ciudad pero es suficiente para hacernos una idea de lo que fue este gran centro político y religioso.
Nada mas entrar un grupo de estudiantes nos piden hacernos unas fotos con ellos, nos sentimos como un par de famosos y es que esto es una constante ya sean fotos robadas o fotos posando, pero a mi no me importa, es mas, me parece muy gracioso y en todo momento accedemos a sus peticiones.
Dentro del recinto hay algún puesto de bebidas, helados, frutas y como no… cocos!!! Nos encantan los cocos!!! Esta vez pagamos 50 LKR la unidad.
Dado que estoy escribiendo este post 2 años después de mi viaje y mis notas de aquel entonces recogían esbozos básicos de lo que nos pasaba durante el día he pensado en ofreceros un enlace de otro blog que la mayoría conoceréis y donde podréis encontrar con mas detalle cómo visitar las ruinas, sus nombres etc.
Polonnaruwa con el Rincón de Sele
Un consejo muy importante válido no sólo para estos yacimientos si no también para cualquier templo budista en Sri Lanka es que no puedes darle la espalda a Buda, los hombros y rodillas tapados y quitarte cualquier tipo de gorro, sombrero etc. A mi a veces se me olvidaba por el calor que hacía y por ello el guarda me reñía de lejos jeje.
Aquí incumplo dos de las 3 normas pero os aseguro que desde ese día no volvería a olvidarme de ello jeje.
Os muestro algunos de los ejemplos de edificios que aún quedan en pie en Polonnaruwa.
Las dagobas corresponden a períodos posteriores pero a mi me fascinaban.
En los interiores sólo hay un pequeño cubículo (o varios) con pequeños budas con ofrendas.
Uno de los grandes atractivos de Polonaruwa son los Budas de Gal Vihara, tres grandes budas esculpidos en una pared rocosa. El primero se presenta sentado (en meditación) el segundo en pie (con los brazos cruzados sobre el pecho, postura que representa la iluminación) y el tercero, de quince metros de longitud, está acostado (en el nirvana) y es considerada la estatua más perfecta y misteriosa de Sri Lanka.
Sin lugar a dudas es un lugar muy bonito de ver lleno de ofrendas y misticismo.
Después de salir agotados de nuestra visita a Polonnaruwa nos montamos en el coche (Chaminda ya tenía el aire acondicionado a tope así que fue como… dioooos que biiieeeeen).
Vamos a comer como siempre a uno de esos restaurantes locales donde nos lleva Chami, finos y elegantes donde los haya, donde pagamos 680 LKR por toda la comida. Estaba rica, raciones abundantes pero telita el lugar, y la trastienda ya mejor no hablamos. Tuvimos todo el rato a una de las chicas que trabajaba allí mirándonos embobada como comíamos el arroz con el tenedor pero tenía tanto hambre que ni eso, ni las miles de moscas que había me despistaron en mi misión de comer mi plato de arroz. He de reconocer que aunque la experiencia estuvo bien no quisimos repetir otro día allí, mejor cambiar no?? jaja
Con las fuerzas a tope vamos a vivir una de las grandes experiencias del viaje: montar en elefante a pelo!!! En mis mails con Chami lo hablamos y me dijo que tenía un amiguete que era agricultor y que a veces dejaba que algún cliente suyo subiera a dar una vuelta (por una propina claro) y nada… ahí fuimos, ni cortos ni perezosos nos subimos gracias a una escalera a ese peazo de bichillo el cual nada mas subir nos bañó un poco con agua turbia del río así que no nos quedó otra que darle unos pepinos para demostrarle que eramos amigos.
Funcionó y desde el lomo del elefante pudimos disfrutar de un ratillo emocionante por su finca la cual estaba llena de langures que nos miraban con cara de… estoy esperando a que bajes moza!!! Hay que ver con que mala leche te miran estos primates (me confieso fan incondicional).
Aún flipando nos quedaba otro plato fuerte para acabar el día: el Parque Nacional de Kaudulla.
La idea era haber ido a Yala y a Mineriya pero Yala estaba cerrado por esas fechas y Chami nos aconsejó ir a Kaudulla así que como tampoco sabíamos pues le hicimos caso.
Pagamos por el jeep con conductor solo para nosotros 6000 LKR.
En seguida vimos entre la maleza al primer elefante pero fue llegar a la laguna cuando familias enteras aparecieron delante de nuestros ojos, qué bonito!!!
Aquí tuve otro flechazo y es que los elefantitos baby son tan adorables….
Aunque había muchos jeeps había muchísimos mas elefantes que a veces se acercaban curiosos a los coches.
No pudimos ver leopardos, sabíamos que era difícil y mas con la cantidad de jeeps que había así que nos conformamos con los elefantes y un montón de aves, lo cual no nos dejó indiferentes.
De vuelta en el jeep nos esperaba un atardecer espectacular y es que este viaje que acababa de empezar nos estaba enamorando desde el principio.
Vuelta al hotel a descansar. Mañana emprenderíamos la aventura hacia Anuradhapura.
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