Desde Nouakchott, la capital del país, nos embarcaremos en una ruta de 3 días que nos llevará hasta la antigua ciudad caravanera de Chingetti, una medina medieval con muchos siglos de historia. Descubriremos dos oasis, el lugar donde surgió la dinastía almorávide, dunas inmensas y ciudades puramente africanas ¿me acompañas?.
Visitar a amigos o familiares en lugares tan diferentes como Mauritania, para una viajera como yo es una gran oportunidad de conocer un país que a priori no estaba en mi lista de deseos viajeros.
Desde Mauritania Félix formó un grupo de 14 personas para hacer esta excursión con una agencia local llamada Sidi Tours que parecía la mas fiable de las 3 a las que se preguntó presupuestos aunque también sería la mas cara. En un país como Mauritania, pagar más es sinónimo de más seguridad.
El plannig sería el siguiente:
Día 1: salida de Nouakchott a las 7:00 de la mañana rumbo al oasis de Terjit y noche en Atar.
Dia 2: paso de Ould ele Ebnou, Cañón Amogjar, pinturas rupestres d’Agror y llegada a Chinguetti.
Día 3: vuelta a Nouakchott deshaciendo todos los pasos realizados.
La agencia nos sugirió unos alojamientos pero nosotros escogimos otros que nos gustaban más. Nuestro grupo era muy variopinto, viajábamos incluso con un bebé y ante todo queríamos lugares medianamente fiables y confortables.
Para viajar por el país lo mas recomendable es hacerlo en coche ya que el transporte público te lleva a algunas ciudades pero no a lugares turísticos o fuera de esas rutas. El término “turístico” aquí es muy relativo ya que el turismo es prácticamente inexistente. Hay un pequeño flujo de turistas al año pero es muy muy pequeño.
Es mejor contratar un conductor que alquilar tu propio coche principalmente porque este país es bastante subdesarrollado, las condiciones de las carreteras (cuando las hay) son malas, hay muchos controles policiales y salvo en núcleos de población (que no hay muchos) la señal de internet es nula con lo que si te pasa algo estás perdido. Al menos viajar con dos coches te daría la seguridad ante cualquier contratiempo sobretodo del tipo sanitario aunque en este país según cuenta la gente que vive aquí, lo mejor es no ponerse malo.
Apenas había aterrizado en Nouakchott y con solo 4 horas en la cama nos levantamos para preparar la mochila ya que habíamos quedado con los conductores a las 7:30h para empezar la ruta.
Nada mas salir del caos de la ciudad empezamos a ver la carretera con la inevitable huella del desierto, inundada de arena. La arena nos acompañará en todo el viaje, se palpa en el ambiente y es que estamos en temporada de tormentas de arena con lo que la visión es aun más marciana si cabe. Salvo los pocos núcleos de población el resto es esto, carretera, caminos, polvo y desierto, estamos en el Sáhara.
El paisaje, como es obvio es seco, a veces hay zonas con matorral bajo y acacias, donde se alimentan las cabras y los dromedarios. Es impresionante ver manadas y manadas de dromedarios alimentándose a pocos pasos de la carretera. Había visto alguna escena de este tipo en Marruecos pero esto es diferente, esto es a lo bestia. También vemos pequeñas casas y haimas, algunas habitadas, muchas otras abandonadas, o al menos esa es la impresión y es que aquí uno nunca sabe si alguien vive en ese lugar o no ya que las condiciones de vida son muy malas.
Avanzamos en la carretera, estos primeros kilómetros no me dejan pegar ojo, estoy viendo un paisaje y un lugar que nunca antes había visto. En Africa he estado varias veces en Marruecos y en Egipto, pero nada comparado con esto.
Llegamos a Akjoujt y hacemos una parada para estirar los pies mientras los conductores llenan el depósito de gasolina. Hemos salido de Nouakchott y este pueblo nos enseña cómo vive aquí la gente. Esta imagen es la que se va a repetir de aquí en adelante en el resto de poblaciones: cabras por la calle, basura, niños jugando (que no niñas), comercios con 4 cosillas y mucho bullicio de tráfico rodado, burros y motos.
Somos una atracción, no es algo habitual encontrar turistas por esta zona. La gente te mira, es normal, y los niños son los más valientes, se acercan, te saludan y te sonríen y quieren que les hagas fotos y verse luego aunque lo normal es que por aquí no les guste. Si quieres hacer fotos y hay gente cerca lo mejor es preguntar antes. Las mujeres sobretodo se tapan porque aún hay creencias en las que piensan que les quitas el alma. A veces pienso que cómo es posible que haya tantos mundos tan diferentes. Un termino medio sería lo mejor ¿verdad?.
Al rato salimos hacia Terjit donde llegamos después de otras 2 horas de viaje. Hasta aquí nos habrán parado al menos 6 controles de la gendarmería mauritana. Este punto es importante ya que es la manera de controlar las personas que cruzan y entran en sus ciudades, es una medida de seguridad. No nos olvidemos que Mauritania hace frontera con Mali donde sí hay verdaderos problemas con el terrorismo.
Llegamos al oasis de Terjit y para poder visitarlo hay que pagar unos 5€ al cambio, es decir 200 ouguiyas ya que es una propiedad privada.
La moneda es el Ouguiya (MRU), y 1€ son unas 40,80 ouguiyas. Recientemente se ha cambiado la moneda y lo que antes eran por ejemplo 500 MRO ahora son 50 MRU así que aunque lo normal es que te hablen con la nueva moneda aun puede haber personas que calculan con la antigua.
El cambio mental rápido sería quitar un 0 al precio que te indican y dividirlo entre 4 para saber lo que mas o menos seria en euros.
El oasis de Terjit se utilizaba en el pasado como un lugar ceremonial y es que su ubicación es preciosa ubicado en el medio de un desfiladero. Es muy agradable pasar unas horas descansando pero como todo en Mauritania lo tienen totalmente descuidado lleno de basura por muchos sitios. Aquí te tienes que traer la comida y el oasis pone a tu disposición algunas haimas para descansar, que aunque llenas de polvo y descuidadas son ideales para echar una reparadora siesta antes de continuar con el viaje.
El tema de la comida es también un poco complicado. O te llevas comida o si vais con una agencia llevareis cocinero. Aquí salvo en las ciudades grandes no hay restaurantes con un mínimo de salubridad, y por supuesto olvidaros de los pocos puestos de comida en la calle. También es muy importante llevar un buen botiquín de viaje ya que la diarrea puede ser tu mayor pesadilla.
Totalmente recomendable subir a la parte alta del desfiladero ya que te ofrece unas vistas buenísimas. No viene indicado pero es muy intuitivo llegar, solo hay que encontrar la piscina natural donde si quieres puedes bañarte e ir ascendiendo por el camino.
En el oasis está la posibilidad de dormir en el auberge des Caravanes y en Chez Jemal, supongo que hay que llamar con anticipación para que lo preparen además para el tema de las comidas.
Después de una comida ligerita seguimos hacia el siguiente destino, Atar, el cual está a unos 45 minutos de Terjit.
En Atar aprovechamos para ir al mercado y comprar algunos hauli para llevar al desierto. El hauli es un pañuelo que se ponen los hombres para protegerse del viento, el polvo y la arena. Es muy típico de todos los países del Sahara.
Por 150 MU compramos un pañuelo y aprendemos a colocárnoslo, es muy fácil y muy muy útil.
Nuestro alojamiento está cerca de Atar, en Azougui, en el Albergue Étoile du Nord. El sitio aunque parece medio abandonado por fuera si que funciona. Las habitaciones son sencillas pero limpias, con baño privado, pero cuidado con las sábanas porque dan muchísima electricidad estática. Nos daban tantos chispazos que tuvimos que quitarlas y dormir directamente sobre el colchón, un show.
Antes de que se hiciera de noche nos fuimos a unas dunas cerca del pueblo donde flipamos un poco de lo bonitas que eran. Es curioso pero el desierto y las dunas tienen algo que engancha, es como si tuviera algún tipo de energía que te recarga por dentro. No se si son cosas mías pero seguro que algun@ mas se siente identificado conmigo.
El cocinero nos preparó una cena consistente en sopa de verduras y cous cous de camello y nos fuimos pronto a la cama a descansar, había sido una jornada muy larga de coche.
Nos levantamos pronto, desayunamos, nos subimos a los coches y la primera parada está muy cerca ya que vamos al oasis del pueblo, Azougui. Nos llevan al lugar donde se pueden ver las ruinas de lo que fue el primer asentamiento Almorávide de la historia y desde donde el cual se expandió este famoso imperio que llegó desde Ghana hasta por supuesto, la Península Ibérica.
El día de hoy tenía varias paradas que harían que la jornada fuera muy amena, ya que al rato de estar en el coche llegamos al Pass de Ebnou, una carretera que asciende a lo mas alto del cañón, a lo que hace miles de años era tierra firme.
El Sáhara no fue siempre un desierto, hace 66 millones de años era un mar, el mar de Thetys y unos 10 millones de años mas tarde se convirtió con el paso lento de los años y una subida de temperaturas en un Sahara muy verde, donde campaban a sus anchas jirafas y vacas, monos y depredadores… así estuvo hasta que ocurrió la gran glaciación. Entre unas cosas y otras hace 5000 años empezó a secarse todo y a convertirse en lo que hoy conocemos. Como testigo de lo que ocurrió tenemos fósiles que demuestran lo que un día fue y también pinturas rupestres que lo atestiguan y esto es lo que luego visitaremos.
Al llegar a lo alto del cañón podemos ver imponente el cañón de Amogjar que nos deja sin palabras, que maravilla de lugar y que gozada estar solos ahí imaginándonos como pudo ser hace millones de años.
A pocos metros de donde estábamos se encuentran las pinturas rupestres d’Agrour. Se trata de un par de paredes semi cubiertas a la intemperie donde podemos ver jirafas, vacas, seres humanos cultivando, manos e incluso una representación del sol.
Por lo visto hay alguna cueva más que nosotros no vimos y que están cerradas.
Entrar a verlo cuesta 80 MRU, es decir 2€ y el estado de conservación es decente para llevar tantos años sin unos cuidados específicos para este tipo de pinturas.
La mañana estaba siendo muy productiva y ya solo nos quedaba llegar a Chinguetti, la antigua ciudad caravanera que hoy es Patrimonio Mundial de la Unesco y donde se guardan en sus pequeñas bibliotecas libros muy antiguos. Dada su importancia se la denomina “la Sorbona del desierto”
En Chinguetti nos alojamos en Chez la Gueïla, un alojamiento regentado por una francesa y cuidado con mucho mimo, un verdadero oasis en el desierto.
Lo bueno de este lugar es que ademas tiene cocina así que descansaríamos un poco de la comida de nuestro cocinero. Aquí se come bien, se nota que se hace con un poco mas de mimo aunque la comida fue un poco escasa estaba muy rica.
Después de comer, algunos del grupo se echaron la siesta y otros nos fuimos a dar un paseo por el pueblo el cual a esas horas del día estaba bastante vacío, hacía mucho calor pero en cuanto vieron que había un grupete de extranjeros por el pueblo empezó poco a poco a salir la gente de sus casas y es que algunos viven entre otras cosas de tours o baratijas que podamos comprar. El problema es que como venden poco los precios son muy altos para lo que te dan.
La ciudad está dividida por un uadi (rio seco) en dos, la zona nueva donde vive la mayor parte de la población y la Chingetti antigua donde entre pasadizos destaca la antigua mezquita.
A las 16:30h habíamos quedado con los conductores para ir a la biblioteca de Ahmed Mahmoud, una de tantas bibliotecas donde se custodian libros muy antiguos como versiones del corán, cuentos árabes, libros de astronomía…
Uno de los grandes peligros de estas bibliotecas, a parte de sus medidas rústicas de conservación, son las termitas, las cuales se están comiendo literalmente muchos de ellos. Por lo visto es algo que no se puede combatir por eso muchos de esos dueños han optado por escanear esos textos y conservar ese material tan valioso. Otro de los problemas de Chinguetti es la arena que está enterrando esta antigua ciudad y esto también, es una batalla perdida y es que Chingetti está rodeada en parte por un inmenso mar de dunas.
Caminar por Chingetti no es fácil, la gente local te persigue allá donde vayas para comprar alguna baratija o copias de algún libro, todo ello a precios desorbitados.
El día había sido muy productivo pero aún quedaba el que para mi, era el plato fuerte del viaje sin saberlo antes… subiríamos a las dunas a ver el atardecer pero antes de eso tendríamos un buen rato para caminar libremente por ellas.
Este lugar resultó ser uno de los mas mágicos en los que he estado… en el horizonte solo se podían divisar dunas, parecían no tener un final. A veces se vislumbraba algún pastor con sus camellos, y eso era como estar inmerso en un cuento de las mil y una noches.
Esas dunas nos hicieron sentirnos muy libres y profundamente agradecidos del momento que estábamos viviendo.
El sol aquí se pone rápido así que en cuanto bajó y se hizo de noche nos subimos a los coches y de ahí al albergue, pero quedaba una última sorpresa del día y es que nos cruzamos con una manada de unos 40 dromedarios que me dejaron totalmente alucinada ¡¡Qué auténtico, que pasada!!
La cena estuvo rica y pronto me fui a dormir, estaba agotada pero super contenta del increíble día que habíamos vivido.
El día de hoy no era para nada emocionante ya que nos esperaban 7 horas de viaje sin contar las paradas para comer o descansar un poco.
Paramos para comer en Akjoujt en una especie de haima de descanso para viajeros. Hacía mucho aire (y con ello arena) y el plan romántico de comer bajo la sombra de una acacia era inviable. Después de una simple ensalada de pasta reanudamos el viaje y a eso de las 5 de la tarde llegamos a Nouakchott agotados y hambrientos así que nada mas llegar nos fuimos Félix y yo al Mamo Pizza a merendar un par de pizzas que nos supieron a gloria.
Estos 3 días de ruta han sido increíbles, ahora me quedaban unos días en Nouakchott, la capital del país, con algún que otro plan alucinante.
Está claro que a priori Mauritania no es un país al que hubiera viajado si no fuera por nuestra situación personal pero me alegro de haber venido. Esta escapada de 3 días ha estado genial y aunque de haber tenido más días hubiera añadido Ouadane me ha servido para adentrarme en un país totalmente desconocido para mi y me consta que también para la mayoría de la gente.
Mauritania es una república islámica así que teniendo en cuenta esto sabemos qué hay que vestir con decoro y no podemos beber alcohol ni comer cerdo ya que está prohibido y en el caso del alcohol las penas pueden ser incluso de cárcel.
Siempre hay que viajar con seguro pero en casos como este aún mas y aunque la sanidad aquí es escasa la poca que haya hay que tenerla segura. Nosotras siempre viajamos con Iati seguros, nos ha respondido siempre de fábula cuando lo hemos necesitado. Si lo reserváis a través de aquí os hacen a vosotros un descuento del 5% de descuento y a nosotras nos dan una pequeña comisión que nos ayuda a mantener nuestra web.
Básico llevar un buen botiquín, os dejamos nuestro post donde Sandra que como sabéis es médico os explica genial que llevar: EL BOTIQUÍN DEL VIAJERO
El presupuesto para este viaje de 3 días ha sido de 310€ por persona todo incluido. Africa no es barata y esta empresa era la que más garantía nos daba a pesar de que era la más cara la elegimos por eso.
Para cambiar euros a ouguiyas no es fácil. Los extranjeros que viven aquí la cambian en algunos negocios que necesitan euros y el cambio suele ser bueno. Si vienes y no conoces nada el los bancos de Nouakchott o Nuadibú hay bancos con cajeros automáticos donde poder sacar, eso si, con un cambio no muy favorable pero es que no tienes otra opción porque salvo en contados hoteles en el resto del país no se puede pagar con tarjeta.
Para entrar al país necesitas de un visado que te harán cuando llegues y tendrás que pagar 55€ en efectivo (febrero 2022).
Como último consejo es que te mentalices del lugar al que vienes, sobretodo si nunca has estado en un país como este, que cambies el chip y que procures disfrutar de la experiencia de estar en un país subsahariano, tan diferente, donde con toda probabilidad te ayudará a valorar muchísimo el haber tenido la suerte de nacer en el país en el que has nacido.